Mens sana in corpore sano

Holaaaaa. Aquí estoy de nuevo.

Si no quieres leer este artículo, todavía estás a tiempo de salir e ignorarlo, pero te aseguro, te vas a arrepentir.

Y si empiezas a leer, prométeme que te lees lo que escribo hasta el final aunque te aburras, que espero que no.

Y como siempre, pido disculpas anticipadas, por novata, por torpe, por las faltas de ortografía  o de expresión que cometa, y por sin querer, o sin querer queriendo, pueda molestar a alguien.  Nunca llevo «mala intención» en mis Artículos y lo sabéis. Intento ser honesta y dormir por las noches, con mi conciencia tranquila.

Aunque el latín se use en nuestros tiempos poquito….en el trabajo que he realizado durante casi treinta años, se utilizaban, con bastante frecuencia,  frases en latín, y por supuesto, no he sido monja en ningún convento.

Según me he informado, para no equivocarme, pues hace mucho que estudié latín, este latinajo, MENS SANA IN CORPORE SANO,  era una frase tomada como broma y que aparece por primera vez en la Sátira X del Cómico Juvenal (Roma Imperial, Siglo II) y en su sentido original significa «necesidad de orar para disponer de un espíritu equilibrado en un cuerpo equilibrado».

Queda claro, por tanto, que no es el mismo sentido con el que se utiliza hoy en día. MENTE SANA EN UN CUERPO SANO.

Aunque ahora no estoy en forma, porque soy asmática, me gustaba acompañar a mi marido en sus salidas con la bicicleta, (tengo una buena que me regaló él) por campo y por carretera.  El es ciclista y yo una aficionada que se tiene que volver a poner en forma (aunque he conseguido llegar a hacer 60 kilómetros…. todo un récord para mí).

Mi  amigo Joaquín es testigo de ello, cuando por casualidad me vio cómo corría por el campo, montada en bici y él me vio en su coche, cuando iba  por la carretera hacia su casa. Muy a lo lejos me seguía por supuesto mi marido…en bici también, que me gritaba «no corras más….que el perro ya se ha ido…» y yo le decía….» me da igual…..yo sigo….», y no paré hasta llegar a casa.   Allí me encontré a mi amigo (el del coche) y su mujer, mi buena amiga Victoria,  para saber qué me pasaba y de camino nos tuvimos que reír todos. A mi costa claro está. Qué le vamos a hacer.

Pero bueno, vale de hablar de mi y vamos a lo que vamos.

Ayer salí a andar por la mañana con mi AMIGA GRACI. Bueno, a intentar andar. Conseguí andar 2’5 Km, entre parada y parada, pero me llevé lo mejor.  Lo que me contó…

Graci hace deporte porque necesita sentirse bien con ella misma y estar en forma,  en contacto con al naturaleza. Recorre 8 kilómetros diarios desde hace tres años pero ya no corre por una lesión de rodilla. Durante cinco años de su vida montó a caballo, Es una mujer joven,  independiente, luchadora,  trabajadora, madre ejemplar, amiga de sus amigos, servicial, encantadora,  deportista,  con un gran sentido del humor, y sobre todo la persona más humana y positiva con la que me he chocado en muchísimo tiempo. Todo un ejemplo de superación. Su hija y la mía son íntimas amigas y son como el agua y el aceite. No se parecen en nada pero no pueden estar una sin la otra.

Y lo que en un primer momento iba a ser un artículo sobre deporte, acabó siendo lo que ahora os sigo contando….

Cuando mi amiga Graci era aún más jovencita que ahora (yo todavía no la conocía), en la época en la que montaba a caballo, durante la semana daban clases con el profesor de equitación, es decir, entrenaban,  y durante el fin de semana se iban el grupo de amigos por Triana, montados a caballo, a divertirse, y los caballos, digamos, eran el medio de transporte.

Cuando volvían a casa, 7 u 8 chicos y chicas montados a caballo,  dos caballos (uno el que montaba mi amiga) se pelearon con una de las yeguas. Mi amiga, nerviosa, en aquella reyerta, entre caballos, sin pensarlo dos veces, se tiró del caballo, de noche y a oscuras, y ¿dónde fue a caer?….. En un huerto de lechugas todo enfangado…. Cada vez que intentaba levantarse para salir, no podía porque la bota se quedada enterrada en el barro y sólo sacaba el píe, así que no les quedó otra opción que sacarla en brazos del barrizal donde se había metido, vamos del huerto de lechugas….

Esta fue una de las muchas anécdotas que me iba contando mientras comenzaba a llover.  Yo me reía y le dije «no puedo más así que me voy y tú sigue andando». Y efectivamente. Eso hizo, Yo me fui y ella siguió y volvió, después de terminar su recorrido, como una sopa, porque aunque parezca increíble, en Sevilla, también llueve.   Y ahí os dejo sus ojos que lo dicen todo, al menos para mí…

Hasta la próxima.

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2 comentarios sobre «Mens sana in corpore sano»

  1. Jose Garcia Nartinez

    Buenos días después de leer tu presentación, solo puedo decirte que entiendo el porque SEVILLA es una MARAVILLA, y todo se resume a personas como tu que es un verdadero placer tenerte como amiga.

    Un fuerte saludo Jose Garcia Martinez

    • Manoli

      Muchísimas gracias José.
      Para mí también es un inmeso placer tenerte como amigo.
      Espero tus comentarios en próximos Artículos.
      Un cordial saludo.

      Manoli Terrero Monje.

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