Poderoso caballero es Don Dinero…

Cuando unos padres arriesgan sus propias vidas y las de sus hijos, de cualquier edad, (incluso no nacidos en los vientres de sus madres), por huir de su tierra, buscando un futuro mejor (o ni tan siquiera mejor, tan sólo un futuro), no podemos mirar hacia otro lado y permanecer ignorantes, pues eso es lo que quieren que hagamos.

Mientras en España se juzga quién es el más ladrón o corrupto y se discute, hasta agotarnos a todos, quién será el próximo inquilino del Palacio de la Moncloa o en Estados Unidos de la Casa Blanca, (auténticos circos, nunca mejor dicho), los más desfavorecidos (sean españoles, sirios o de cualquier otro lugar, pues para mi no hay diferencia), malviven, quedan mutilados o mueren, por motivos que todos conocemos y que te hacen sentir impotente.

Desempleo, desahucios, trabajos y salarios «basura» hasta el extremo de que «ya estamos pagando por trabajar«, hambre, enfermedad, frío, guerras, pateras que  no llegan a la costa, bombas, refugiados desesperados… y que curioso, siempre detrás de la miseria y la desgracia de muchos, se encuentra el bienestar y la riqueza de otros.  Por eso, esto no se acabará nunca.

Da igual que sean españoles (sin techo, sin trabajo, sin comida, sin nada) o sirios (refugiados  en una situación de desesperación extrema), o de cualquier otro lugar.  Hay que hacer algo y para colmo,  la mejor solución que tienen para frenar la entrada de refugiados es  «a palos» o cerrando fronteras. Buena muestra de solidaridad.

Puedo llegar a entender determinados argumentos (hay muchos españoles que dicen que si aquí no tenemos nada, cómo vamos a permitir que entre gente de fuera, a llevarse lo poco que queda…),  pero nunca, jamás podré justificarlos.  Mi madre, de 88 años de edad, vivió una guerra civil,  le quitaron  a su padre  con ocho años y la dejaron huérfana y conoció lo que es la pobreza y la miseria y ahora, vuelve a sentir miedo y llora viendo las noticias de la tele y la impotencia de esos padres con sus hijos en los hombros, intentando cruzar ríos o muriendo de hambre, enfermedad o frío, en el duro suelo.  Eso si no recibes un tiro o todo vuela por los aires.

Pero claro, es más fácil llevar a la práctica el refrán «ojos que no ven, corazón que no siente».  Si permanecemos ajenos en nuestro «mundo particular» y cerramos los ojos para evitar que nada nos afecte, se lo seguiremos poniendo fácil a los responsables de tanta desgracia (con la que dicho sea de paso continúan enriqueciéndose).

Las ayudas y trabajo de las ONG resultan insuficientes, a pesar de que luchan, la mayoría de las veces, contra corriente, sin ánimo de lucro, con la única recompensa de salvar una vida o facilitar una oportunidad de vivir y ofreciendo lo que tienen por un mundo mejor, donde todos tengamos las mismas oportunidades de tener una vida digna.

Por eso te digo colabora. No esperes a ser el próximo. Nadie está libre. Los refugiados sirios no se merecen lo que están sufriendo, ni sus niños…. Además, tenemos armas mucho mas poderosas que el dinero. Las palabras y tu voz también cuentan, álzala hasta quedar afónico y grita «BASTA YA«.

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